Cuando quieres darte cuenta…
La vida te ha colmado de responsabilidades, obligaciones y tareas por tachar…
Tu día a día se ha convertido en una oprimente agenda que, impasible, te acompaña hasta en los momentos de disfrute…
Terminas dedicando, inexorablemente, más pensamientos a los problemas, a las preocupaciones, que a aquellos recuerdos imborrables que de solo evocarlos te dibujan una sonrisa…
La vida parece perder sentido al creerse imposible ese momento cómplice con la persona deseada o esa conversación enriquecedora con una amistad que se siente lejana…
¡Vive cada momento, exprime cada sonrisa y degusta cada trago!, porque aun cuando ya hayas querido darte cuenta, seguirá existiendo un lugar para lo verdaderamente importante.