Cuando todo acaba,
El corazón ya no late.
Se diluye esa ilusión de poder verte al final del día para arreglar juntos aquello que, en la mañana y en tu ausencia, parecía imposible de resolver.
Se pierde toda esperanza de recomponer juntos las piezas perdidas de un puzle, el nuestro, en apariencia perfecto. Solo en apariencia.
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